miércoles, 8 de abril de 2009

una teoría sobre la vida


" El paso del tiempo es directamente proporcinal a la cantidad de mierda a tragar "

lunes, 6 de abril de 2009

A letter to heaven

Esto es una carta que me hubiese gustado que leyera mi gato que ha muerto hoy. Parecerá que estoy loco, pero aquel que tenga un animal de compañía desde hace mucho años y le quiera, me entenderá perfectamente.

He elegido esta cara b de Jeff Buckley, porque es la última de tantas canciones que hemos escuchado juntos.





18 años hace que te vi por primera vez. Fue toda una sorpresa, y pese a que no era muy consciente de la situación enseguida te acepté como mi amigo. Recuerdo como me hacías reír cuando te subías por la puerta y ponías los ojos en la mirilla, cuando corrías pasillo arriba pasillo abajo, cuando dormías boca arriba, cuando no te separabas del radiador en invierno, cuando te pasabas horas al sol... Pero si te soy sincero, de lo que más me acuerdo es de cuando te pasabas días en la cama cuando estaba enfermo. También te tumbabas a mi lado cuando estaba triste y aunque nunca hemos podido establecer ninguna conversación, siempre has estado ahí. Has sido mucho más importante para mí en esos momentos que miles de palabras de otras personas y ahora me haces falta. Además tú has hecho que respete y quiera a todos los animales, porque en cada uno de ellos te veo a ti, y me parece imposible hacerles daño. No sé si habrás sido el gato más feliz del mundo, pero eso sí, apostaría mucho dinero a que has sido el mas querido.



El viernes llegué a casa y te vi en tu cesta, estabas dormido. Al rato me enteré que llevabas 2 días sin comer. Era consciente de que el momento que más he temido en mas de 22 años había llegado. Al día siguiente estabas intentando levantarte pero no podías casi ni caminar, cada 3 metros te tenías que tumbar. En ese momento te cogí y eras todo huesos, no tenías nada de musculatura. Ahí no pude mas, me hiciste llorar como nunca lo había hecho. En mi vida había sentido tanta impotencia. Ahí tumbado contigo, me vinieron recuerdos que nunca olvidaré. Quise disfrutar cada segundo a tu lado, pero no podía. Solo podía llorar y sentirme absolutamente derrotado.

Lo mas duro fue al día siguiente a las 4 de la tarde, cuando te llevé a mi cuarto para pasar mis últimos diez minutos contigo a solas, sin que nadie nos molestase. Estabas ahí tumbado encima de mi cama, completamente indefenso y débil. Solo podía abrazarte, nada más. No podía decirte nada, solo ver tu cuerpo agotado. No podía parar de llorar, tanto tiempo temiendo este momento, para que luego no sepa que decir, que hacer; solo podía llorar y mirarte. Era consciente de que nunca mas iba a verte, pero por lo menos me pude despedir de ti. Al menos la muerte me dio esa oportunidad de elegir que era lo último que te iba a decir. Eso solo lo sabemos tu y yo. Llegó el momento de irme. Tras un profundo beso, solo me queda darte las gracias por todo. Gracias, gracias, gracias, gracias, gracias... nunca te olvidaré.