La gente ha dicho basta. Ya no aguanta más. La cuerda no ha dado más de sí y España, y todo ese sector político indefinible, se ha definido. Es una masa amorfa reptando buscando su camino, recogiendo a todo ser inconformista, sea de un lado o de otro, de un color claro u oscuro , de arriba o de abajo… lo recoge todo. ¿A dónde va el barco al que tantos nos hemos subido? ¿Es de papel o de acero? ¿?Quien es el capitán?. Ninguna de estas preguntas tiene respuesta todavía, y hasta pasado el domingo nadie lo sabrá.
Esta es la primera vez que veo un interés por la política claro, y aunque no concuerde con mi forma de pensar, soy feliz. Hace unas semanas, cuando vi la última encuesta de la intención de voto me llevé un chafón que me hizo plantearme si no era hora de rendirme, declararme apolítico y dedicarme a pensar quién va ganar el Gran Hermano o como ir a Carrefour a que me firme discos David Bisbal. No era capaz de entender como un partido, permitiendo atrocidades en la comunidad autónoma en la que vivo, no solo no perdía escaños, sino que aumentaba. Tengo que reconocer que me rendí, pero estúpido de mí no supe ver que significaba eso y profundizar en lo que se podía estar cociendo. El pesimismo me venció.
Pero señoras y señores, ha salido el sol. Al ciudadano no le da igual que lo pisoteen, está cansado que le tomen el pelo y no puede aguantar más que se rían de él.
Es una “revuelta” sin ideología, sin proponer nada claro, sin un objetivo bien definido y concreto, pero es un primer paso. Yo veo estas manifestaciones como un ser humano. Acabamos de nacer, chillamos y nadie sabe si tenemos hambre, sueño o que nos pasa, pero si saben que queremos algo. Con el tiempo aprenderemos a hablar y a transformar esos gritos en palabras, para que al final pasen a ser acciones.
Me hubiese gustado que existiese una uniformidad en qué hacer con el voto. Bajo mi punto de vista, todos los que estamos descontentos con los partidos políticos deberíamos votar nulo. Es el tipo de voto que más se haría notar, hoy en día está en torno al 1% y la abstención en sobre el 30%, y si pasara al 20% de votos nulos significaría que todos y cada uno de los partidos se pegaría por nuestro voto, cambiando así la forma de hacer política. La abstención no es la solución, el voto a los partidos pequeños se quedará muy disperso y será muy complejo sacar conclusiones de lo que queremos y creo que no hace falta hablar del voto en blanco.
El domingo dominará el de siempre, sacará mas escaños que nunca, eso no lo dudéis, pero no es una derrota, es ir abajo para coger mucho impulso y llegar más alto.
Una vez pase el domingo, mucha gente dirá que el movimiento #nolesvotes ha muerto, pero la materia ni se crea ni se destruye… solo se transforma.